sábado, 28 de junio de 2014

El hotel de las nieves eternas.


Cuenta la leyenda que en ese lugar existió en tiempos inmemoriales una enorme fortaleza que controlaba las fronteras entre dos reinos. Sus hogueras permanecían encendidas día y noche para proteger a sus moradores de los vientos glaciares y las nieves eternas que cubrían sus campos y tejados.
Vigilada por jóvenes de la comarca que eran llamados a filas para servir durante un largo periodo de tiempo, donde la disciplina era tan férrea que se jugaban la vida cada día por la menor falta cometida y juzgada por severos capitanes que nada entendían de bondad y misericordia.

Una noche de las mas frías de aquel invierno, el joven Frido, que entonces solo contaba 13 años de edad, encargado de mantener las hogueras encendidas, fue sorprendido mientras dormía acurrucado entre una mesa y la hoguera de la sala de guardia.
Fue juzgado y condenado a permanecer en los calabozos durante siete días y siete noches desnudo y sin ningún abrigo. Después de los cuales seria colgado como escarmiento, y su cuerpo permanecería a la vista de todos hasta que las alimañas acabasen con sus vísceras.

Fue encerrado, y el octavo día, cuando fueron en su busca para cumplir el final de su injusta sentencia, en la celda que le había servido de cautiverio, solo encontraron unas plumas de águila real y un montón de nieve que había entrado por la ventana, donde únicamente se apreciaban las huellas impresas en el blanco elemento del animal alado.